Se acerca un nuevo fin de año que desde el punto de vista político-social ha sido muy intenso y nos deja muchas contiendas y tareas pendientes.
La derrota electoral y política del 4-S ha servido de pretexto a las fuerzas políticas neoliberales para imponer un Acuerdo Constitucional tutelado y contrario al ejercicio de la soberanía popular. El acuerdo del 12-D deja de manifiesto que - para dichas fuerzas - el respeto de los valores y procedimientos democráticos, no constituye un fin en sí mismo, sino un mero artificio aplicable en función de sus propios intereses políticos. A este patético escenario que no augura un final favorable para los intereses populares - ni tampoco para los chilenos del exterior, que una vez más hemos sido excluidos del proceso, salvo en la ratificación final del texto constitucional - debemos agregar el agravante que el anuncio se hace en período de fiestas de fin de año, y antes de vacaciones de verano; lo que deja pocas opciones para recomponer las fuerzas dispersas, e invertir esta perversa dinámica en el corto plazo.